Wednesday, July 1, 2009




Por José O. Alvarez, Ph.D.

Fiel a la memoria del olvido que convierte mamotretos en sentencias y sentencias en palabras, recurro a tres vocales fuertes que cambian en el título de esta nota, para formar una unidad que sirve para desentrañar la semilla que la poeta nicaragüense Rubi Arana ha sembrado en el silencio sagrado del planeta de Acahualinca como un homenaje a la tierra donde Hombre, Hembra, Hambre, son trinidad unitaria, totalidad germinal que cuestiona el caos que hemos creado.

En días pasados, bendito entre muchas mujeres del Pen Club, tuve la oportunidad de escuchar las palabras presocráticas que pronunció Rubi Arana y que me remontaron al génesis donde formas caóticas del agua, aire, fuego, lodo volcánico, generaron esa trinidad de Hombre, Hembra, Hambre, que ahora destaco de su libro.

La visión panteística de Rubi la recoge en la palabra Hombre, para representar al vasto círculo donde se confunden el arriba con el abajo, la noche con el día y los sueños indios, morenos, blancos y amarillos. Admiradora de Walt Whitman, como él, Rubi sueña también con esa cita imaginaria de una humanidad amante y hermanada. En este Hombre retumban también los ecos de ese vientre de América llamado Pablo Neruda que la toca con esa potente voz que está

más allá del pan, más allá del vino, más allá del fuego.

Hembra es la Eva Antigua varona centro del universo que también es trinitaria porque tiene mucho de macho, mucho de hembra y mucho de los dos. El carácter fuerte de Rubi lo demuestra: ha llegado al estadio en que se funde esa trinidad que poseen los habitantes del porvenir recreados magistralmente por Borges.

Como el Tao, esta Hembra es como el eterno vacío lleno con infinitas posibilidades cuánticas que existe mucho antes del Verbo y mucho antes que Dios. En ese caos primigenio reina el misterio de esa nada pretérita y por venir.

Según Adriana Herrera, quien hizo la presentación de Rubi Arana en ese acto cultural, lo que hace la poeta nicaragüense es recoger en este libro fragmentos de ese palimpsesto garabateados en una columna del patio de la casa de Rubi en su Masaya natal. (Ver nota)

Hambre denuncia no solo a los poderes erigidos desde las derechas (a los Somoza agrega el apellido de Matón) o desde las izquierdas (que con nombre de profeta engañan con máscara libertaria) para mantener a los habitantes de la tierra del Padre Nuestro con la esperanza del pan que no les llega cada día. Con Rubi podemos detectar que los habitantes de Acuahualinca no poseen sino el temor al agua que pierden bajo la lluvia que destruye sus zapatos y sus casas de cartón. Hasta a su amigo de toda la vida, Sergio Ramírez, ex-vicepresidente de Nicaragua, le hace el mismo cuestionamiento. Mas escritor que político, Sergio le contesta con un prólogo donde confiesa que esos cataclismos que les dieron la vida siguen sin resolver. Por eso la denuncia del Hambre hecha por Rubi no es una denuncia panfletaria porque no toma partido sino que toma entero como Varona integral.

Al igual que sus maestros Whitman, Darío y Neruda, Rubi usa las palabras como Hombre, Hembra, Hambre para desentrañar las huellas de Acahualinca y llenar de poesía ese vacío sagrado que nos llama como una liberación.

Huellas de Acahualinca



7 comments:

  1. Mi querido Jose,
    Rubi es un poema con voz propia, una esfigie que camina y nos encanta a todos con su luminosa fluorescencia.
    Que buen post amigo.
    Marta S.

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  2. Gracias preciosa Marta. Tú también eres antorcha.

    JoseO.

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  4. Jacky,

    Pude seguir tus huellas y me parecen un estallido de color. Me encantan.

    http://4.bp.blogspot.com/_50U-gMGnoRY/SJ-vedNBWNI/AAAAAAAAAHs/7xMUHc9Rx_c/S660/1.JPG

    JoseO.

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  5. felicitaciones por el texto Siempre te espero en mi blog
    besos

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  6. Mucha, me encanta mucho ese llamado que haces a las chicas de que tengan pequeñas muertes (ponerle orgasmo a los escritos).

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